Después de pasar unos años escribiendo relatos en castellano, allá por el año 1997 ó 1998, llegó a mis manos la convocatoria de un concurso de novela erótica en valenciano.
¿Qué era el erotismo para un joven tímido, introvertido y reprimido, al que le producía vergüenza ver a una mujer desnudándose u orinando, que rápidamente se daba la vuelta; que nunca había ojeado ni tan solo una revista de esas que los varones ojean con avidez en la intimidad de sus habitaciones o en el cuarto de baño; o que no perdería la virginidad hasta los 29 años?
Entonces, para mí, el erotismo era verle el muslo a una mujer; describir a una doncella con un vestido que insinuaba sus contornos; ver un pecho de soslayo; poder acariciar tímidamente aquella piel; permanecer atento e intrigado alguna noche mientras oía a mis padres con su actividad amatoria…
Así pues, me puse a la tarea, y por mucho que me corriese, no di la talla. “El fuego de la pasión” quedó en el baúl de mi ordenador. Una vez compre la obra ganadora, “Dies de Verema”, de Joan Olivares, me dije a mi mismo: “¡De erótico nada!. Esto es claramente porno. ¡A la próxima verán!”.
Fueron pasando los años perdiendo o invirtiendo el tiempo en la escritura, con artículos de opinión, algún relato, pero sin poner demasiado interés en otros concursos, hasta que por fin, me corrí de verdad, en caliente, con alguien que hablaba la misma lengua del concurso.
Había perdido mi virginidad, aunque en realidad no la había perdido porque sé muy bien quién me la quitó. ¿Quién se olvida de esto, y más si ya tienes 29 años? ¡Casi creía que iba para monje!. ¡Lo que me habría perdido!
Casi diez años después, tenía la lengua, los conocimientos, la práctica y el corrector para presentarme. También cumplí con el tiempo y la extensión necesaria. “Fets de parella” era mi trabajo. También me corrí antes de hora. ¡Otra vez el Joan Olivares ese! Con su obra “Pell de pruna”. ¡Recojones! Rehice la obra, cambiándole el título por otro más sugerente y dupliqué su extensión para acabar presentándola nuevamente. “Secrets de parella” fue mi segundo intento. Me continuaron dando calabazas.
Había vuelto a repasar la obra nuevamente y hacerle alguna corrección. No estaba tan mal. Podía presentarla nuevamente tal como se había hecho con “La flor de Hanako”, pero en febrero de 2012, alrededor de la noche de los enamorados, decidí comenzar una nueva obra a partir de un blog que tenía.
¡Ahora si que estaba caliente! ¡Y me puse de verdad! Concentrado noche y día, y más tras haberme quedado en el desempleo. Disfruté cada día escribiéndola, recordando imágenes y vivencias, añadiendo también los productos de mi fogosa mente.
Y por acción de las misteriosas fuerzas divinas, sacando provecho de algunos de los atributos que Dios me dio, en tan sólo dos meses, “Estima per a tres” era el resultado, algo totalmente nuevo, que tampoco se había basado en el blog que en poco tiempo, registró el mayor número de lectores sobre cuanto había escrito.
¡A ver si a la tercera va la vencida…! Y ahora ganó por fin “La flor de Hanako”, presentada en incontables convocatorias al mismo concurso.
Tras tres intentos, barajé la posibilidad de desistir o presentarme nuevamente con todas las obras anteriores y otra que tenía en mente.
Este concurso parece que constituye un reto personal.
Antes de iniciar otra novela, o retomar alguna de las que tengo a medias, de temática completamente diferente, sigo barajando aún la posibilidad de volver a presentarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario