La publicación en las redes sociales o mis comentarios en
otras páginas de la red es una de mis tareas pendientes, principalmente porque
no dispongo de mucho tiempo para dedicarme a estas actividades. Como autor, lo
cierto es que me gusta conocer las opiniones de los demás sobre lo que escribo
o con lo que también orientarme para escribir, pero al igual que yo no soy muy
activo en este sentido, tampoco lo es la gente conmigo.
Por otro lado, nunca me han gustado las fotografías y menos
aún aparecer en ellas. No me considero nada fotogénico y en la mayoría de fotos
pienso que salgo con una cara de "pepón" o "garrulo"
considerable, cosa que pienso que no soy. Pero bueno. Es lo que hay.
Tuve una compañera de trabajo con esta afición que me hizo
algunas sesiones fotográficas con la familia. El arte del buen fotógrafo está
en obrar maravillas y capturar lo mejor con la cámara. Aunque en mis escritos
nunca utilizo nombres de ningún tipo, María José R. hizo una foto mía que me
gusto. Es la que utilizo en mi página Web y en las breves biografías incluidas
en cada uno de mis libros.
Doy la cara con ella. No tengo nada que esconder como hacen
muchos usuarios anónimos de la red que se dedican a poner malos comentarios,
ofensivos, insultantes o vulgares en todo aquello que puedan encontrar a su
paso y que no sea de su agrado.
Pienso que las opiniones han de ser respetadas, siempre y
cuando en ellas no incurra la grosería, el insulto, la imposición o la amenaza.
Salvo las bitácoras de cocina o trabajo, todo cuanto escribo son opiniones personales
mías o como mucho, cogidas también de otras personas.
Aunque no he tenido muchos comentarios de ese tipo, si me he
llevado alguno, pero la posibilidad de moderar
los comentarios de terceros antes de su publicación, ha hecho que me los quede
únicamente para mí y no hayan sido publicados. ¡Es lo que tiene la censura! Aún
así, doy las gracias a estos usuarios anónimos con sus burdos comentarios, que
por cierto mi nivel de madurez me permite que me resbalen completamente, pero
que a su vez también son fuente de inspiración para mis escritos y no siempre
voy sobrado de ideas.
¡Va por vosotros! ¡Gracias anónimos c...s!
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