Llega el momento de establecer cómo vamos a llevar a cabo nuestro proyecto, es decir las herramientas y procedimientos que utilizaremos para conseguir los objetivos que pretendemos alcanzar con el mismo.
En el caso de escribir una novela, como herramientas de trabajo obviamente hemos de contar con la principal de todas: el lenguaje y la forma en que lo utilicemos; la elección de las palabras, la construcción de las frases, su complejidad… es cuanto dará ritmo a la lectura.
También tenemos otra herramienta importante que será la que más pueda atraer el interés del lector: la trama, que es cuanto sucede en el transcurso de la historia, la ambientación, la secuencia de los hechos, las relaciones entre los personajes, etc.
Otra herramienta destacable es la elección del tipo de narrador, que a fin de cuentas también es el personaje principal de la historia y este puede estar contándola como protagonista, como testigo de los hechos, ser un narrador omnisciente o un mero observador que presenta los hechos sin opinar. Este narrador permitirá que el lector conecte de un modo u otro con la historia, además de poder hacerla más o menos verosímil o creíble.
Por último tenemos a los personajes, su forma de ser, hablar, pensar o actuar, que son los que generarán vínculos o lazos de empatía o rechazo en el lector y que a su vez dotarán a la novela de mayor profundidad.
Aclarado esto, es el momento de ponernos manos a la obra y establecer las actividades que llevar a cabo para escribir nuestra novela.
En el caso de escribir una novela, como herramientas de trabajo obviamente hemos de contar con la principal de todas: el lenguaje y la forma en que lo utilicemos; la elección de las palabras, la construcción de las frases, su complejidad… es cuanto dará ritmo a la lectura.
También tenemos otra herramienta importante que será la que más pueda atraer el interés del lector: la trama, que es cuanto sucede en el transcurso de la historia, la ambientación, la secuencia de los hechos, las relaciones entre los personajes, etc.
Otra herramienta destacable es la elección del tipo de narrador, que a fin de cuentas también es el personaje principal de la historia y este puede estar contándola como protagonista, como testigo de los hechos, ser un narrador omnisciente o un mero observador que presenta los hechos sin opinar. Este narrador permitirá que el lector conecte de un modo u otro con la historia, además de poder hacerla más o menos verosímil o creíble.
Por último tenemos a los personajes, su forma de ser, hablar, pensar o actuar, que son los que generarán vínculos o lazos de empatía o rechazo en el lector y que a su vez dotarán a la novela de mayor profundidad.
Aclarado esto, es el momento de ponernos manos a la obra y establecer las actividades que llevar a cabo para escribir nuestra novela.
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