La realización de cualquier proyecto necesariamente ha de derivar en la obtención de unos resultados. ¿Hemos conseguido lo que inicialmente esperábamos o nos habíamos planteado en los objetivos? Para ello, en el proceso de planificación, al igual que los objetivos, hemos de definir los resultados que esperamos conseguir tras la ejecución de nuestro proyecto y para ello también será necesario hablar de indicadores, que son parámetros o herramientas concretas de medición para comprobar que efectivamente se han alcanzado los objetivos planteados o se han conseguido los resultados esperados. Estos indicadores han de ser tangibles; han de permitir ver el avance o el cumplimiento de manera significativa y serán necesarios para la evaluación del proyecto.
Es necesario revisar pues los objetivos y ver en qué medida se han conseguido. Si en el caso de escribir una novela nos habíamos planteado por ejemplo presentarla a un concurso literario, ¿Se adapta a las bases? ¿Estamos dentro del plazo para su presentación? ¿La hemos presentado finalmente? Centrados en nuestra propia valoración del trabajo realizado, por ejemplo hemos de preguntarnos algo así como ¿Te gusta cómo ha quedado tu novela? ¿Se trata de ese libro con el que pretendíamos suscitar cierta polémica sobre un tema concreto? Si nos ocupamos de los lectores, será necesario conocer su opinión ¿ha sido leída por muchas personas? ¿Gusta esta novela a todos estos lectores? ¿Han sentido algo con su lectura? ¿Les ha parecido una novela entretenida? ¿Han sacado alguna conclusión o les ha movido a reflexionar sobre un determinado tema? ¿Ha habido algún personaje con el que se hayan sentido identificados o molestos?... Una forma de medir estos resultados sería creando una pequeña tabla de valoración con el que registrar la consecución de cada uno de estos aspectos que queramos medir.
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