lunes, 10 de octubre de 2016

MEDALLA A LA CONSTANCIA

Hace ya algunos años recibí una “medalla a la constancia” en una destacada ONG en la que estaba prestando mis servicios como voluntario. He de decir que no soy persona que persigan este tipo de reconocimientos y que al fin y al cabo, pera mi eso no deja de ser un objeto más guardado en un recóndito cajón del trastero, del que quizá me sepa un poco mal desprenderme, sólo por el valor que le puedan conceder otras personas. Hoy la he buscado para hacerle la foto.
Lo cierto es que yo pocas cosas hago si no me gustan o le veo una utilidad real. En su día me la concedieron y… bueno. Supongo que sus motivos tendrían pero yo no le di mayor importancia; no vi su valor, ni tampoco era consciente de aquella “constancia” que al parecer vieron en mí.
Es ahora, con el transcurso de los años, precisamente en el campo de la escritura cuando veo algo que podría calificar de “constancia”. Para algunos podría ser sólo una manía, un deseo enfermizo, una forma de liberar o expresar mis intereses, gustos o deseos sexuales. Tengo entre manos otra novela erótica. Una novela más que presentar a un concurso concreto de esta temática. Cuando lo digo, algunos guardan silencio pensando que quizá no sé escribir otra cosa o que escribir otra vez más de lo mismo no me llevará a ningún lado.
Si hago un resumen de las veces que me he presentado al concurso de Literatura erótica la Vall d’Albaida, si podría decir que esto realmente es constancia.
En el camino ha habido esfuerzo, deseo, interés, ganas, desilusiones, expectativas, nervios, emoción, tristeza, decepción, gastos… Pero aquí estoy nuevamente, moviendo pequeños granos de arena confiando hacer un montón desde el que poder ver algo más allá. ¿Será recompensado algún día esta constancia? ¿Me estará limitando abrirme hacia otros horizontes? Esto quizá sólo el tiempo pueda responderlo.

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