Hace poco más de un mes participé por primera vez en un concurso literario de cuento ilustrado. Lo cierto es que era algo que nunca me había planteado y además también hacía mucho, mucho tiempo que no dibujaba, pero tras el perfeccionamiento de mis habilidades en el manejo de un programa de diseño gráfico y la creación de mi primer cuento titulado “un hormiguero”, le cogí el gustillo a eso de crear cuentos y dibujar y me puse a ello con la meta de un concurso al frente.
Presenté un cuento titulado “Un lobo con mucha hambre”, que había escrito en valenciano y traduje para poder optar a ese concurso. Lo dibujé íntegramente yo: personajes, paisajes y demás elementos que aparecen a lo largo de todas las viñetas del cuento.
Partí de un cuento que me había inventado improvisando sobre la marcha una noche antes de que mis hijos se fueran a dormir. Se trataba de una particular versión del clásico cuento de caperucita, pero que salvo un lobo y una niña, poco más tiene que ver. Fiel a mis inquietudes, también pretendía trasmitir cierto mensaje para los más pequeños relacionado con el cuidado de la naturaleza.
Inicialmente estaba creando este cuento para otro concurso, pero buscando otras convocatorias similares, me encontré con la de Apila Ediciones y decidí presentarlo al concurso que convocaron en Zaragoza.
¡En fin! El pasado día 16 se reveló el veredicto del jurado y como era de esperar, me quedé fuera.
Ahora también me queda esperar el veredicto del jurado del concurso al que quería haber enviado este cuento del lobo y que acabé enviando otro cuento bastante más elaborado que este.
Si no hay suerte, estoy contemplando la opción de llamar a la puerta de alguna editorial o como he hecho en muchas otras ocasiones, publicarlo por mí mismo, incluso gratuitamente en alguna plataforma digital. También he pensado crear un video-cuento de este cuento y otro sobre el del hormiguero, pero todo depende de la implicación familiar para poder llevar a cabo este proyecto.
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