Nos ponemos lo más cómodos/as que podamos, preferiblemente acostados/as o reclinados/as hacia atrás.
Cerramos los ojos.
Respiramos profundamente y tomamos conciencia de nuestra respiración.
Nos concentramos en el momento presente.
Estamos aquí y ahora. Es nuestro momento de paz.
Respiramos por la nariz.
Inspiramos aire fresco que notamos cómo llena nuestros pulmones.
Ahora expiramos aire tibio, con el que se expulsan las tensiones del cuerpo y las emociones negativas de nuestra mente.
Nos concentramos en nuestro cuerpo, percibiendo los latidos de nuestro corazón.
Inspiramos y expiramos tranquilamente, sintiendo como el aire entra y sale de nuestros pulmones.
Relajamos los hombros, como si nos pesaran y cayesen hacia abajo.
Ahora nos concentramos en el cuello que estiramos un poco hacia arriba.
Relajamos el cuello.
Centramos nuestra atención en la frente y nuestros ojos.
Apretamos los ojos y la frente y después soltamos la tensión.
Sentimos como el rostro está relajado.
Ahora apretamos la mandíbula y los dientes. Notamos la tensión.
Relajamos la mandíbula y notamos cómo nuestro cuerpo se encuentra libre de tensiones.
Nos concentramos en nuestra respiración, recordando que estamos en el momento presente.
Estamos aquí y ahora. Es nuestro momento de tranquilidad.
Relajamos la espalda, notamos como está libre de tensiones, bien apoyada.
Respiramos por la nariz.
Inspiramos aire fresco que notamos cómo llena nuestros pulmones.
Expiramos aire tibio, con el que se expulsan las tensiones del cuerpo y las emociones negativas de nuestra mente.
Nos concentramos en nuestro cuerpo, percibiendo los latidos de nuestro corazón.
No estamos en el pasado ni en el futuro.
Estamos aquí juntos viviendo el momento presente, el ahora.
En este momento estamos tranquilos/as, seguros/as y en paz.
Estamos haciendo algo positivo para nosotros.
Nos estamos relajando.
Observamos nuestros pensamientos, que son como nubes que vemos pasar.
Imaginamos nuestra mente como si fuese un cielo azul.
Nuestros pensamientos pasan como pequeñas nubes movidas por una leve brisa en una tarde de verano.
Nuestros pensamientos son nubes que pasan y se deshacen con el viento.
Aquietamos nuestra mente.
Ya no hay pensamientos. El cielo está completamente azul.
Nos concentramos nuevamente en la respiración.
No estamos en el pasado ni en el futuro.
Estamos aquí juntos viviendo el momento presente, el ahora.
En este momento estamos tranquilos/as, seguros/as y en paz.
Estamos aquí y ahora. Es nuestro momento de paz.
Respiramos por la nariz.
Inspiramos aire fresco que notamos cómo llena nuestros pulmones.
Ahora expiramos aire tibio, con el que se expulsan todas las tensiones del cuerpo y las emociones negativas de nuestra mente.
Nos concentramos en nuestro cuerpo, percibiendo los latidos de nuestro corazón.
Inspiramos y expiramos tranquilamente, sintiendo como el aire entra y sale de nuestros pulmones.
Disfrutamos del momento presente, de la tranquilidad de nuestro entorno.
Respiramos profunda y lentamente.
Disfrutamos de nuestra respiración, que llena nuestros pulmones de aire.
Notamos los latidos del corazón y cómo la sangre fluye aportándonos oxígeno.
Seguimos respirando lenta y profundamente.
Estamos en el momento presente.
Ahora vamos a terminar con la meditación.
Poco a poco abrimos los ojos y estamos de nuevo en el presente.
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